VIH, el mejor tratamiento: la prevención
La erradicación del VIH se ha convertido en uno de los principales retos médicos de las últimas décadas y es que si revisamos las cifras solo pueden calificarse de turbadoras pues los datos de 2017 revelan que en todo el mundo hay más de 15 millones de personas que no reciben tratamiento o que el 25% desconocen su estado serológico, a lo que hay que añadir que los casos de nuevas infecciones se han duplicado en menos de 20 años.
Es el Fondo Mundial de lucha contra el sida, tuberculosis y malaria, constituido por gobiernos donantes, sociedad civil, el sector privado y personas afectadas por las enfermedades, uno de los agentes activos más importantes y el que da respuesta a la financiación a través de diversos programas entre los que se ofrece tratamiento, y en el que que España pasó de tener un papel preponderante llegando a convertirse en el quinto mayor donante, a reducir su aportación a cero desde 2011. Para hacer frente a esta falta de cooperación en 2016 todos los grupos parlamentarios aprobaron por unanimidad una Proposición No de Ley en la que se le requiere al Gobierno volver a ser miembro del Fondo con una aportación de 100 millones de euros anuales durante al menos tres años.
La erradicación del VIH se ha convertido en uno de los principales retos médicos de las últimas décadas.
Aparte de las dificultades económicas, los afectados por el VIH se enfrentan a la barrera del estigma social que supone ser portador de la enfermedad, y es que el 28% de los españoles no se siente cómodo trabajando con alguien con el virus de la inmunodeficiencia humana, uno de los motivos por el que nuestro país, que supera la media de nuevos diagnósticos de la Unión Europea, encargó un informe al Comité de Bioética en 2017, en el que se planteaban varias preguntas con la idea de dar respuesta a los problemas morales o deontológicos sobre la financiación de tratamientos preventivos para esta enfermedad. Dicho informe concluyó que debido al reto que conforma esta afección, ante todo se debe pensar en la salud colectiva, motivo por el que el Ministerio de Sanidad está llevando a cabo estudios clínicos, en colaboración con Gilead para analizar la seguridad y eficacia de los PrEP en nuestro país.
Derivado de los resultados anteriores, en enero de este año, Sanidad publicó un documento en el que se muestra el consenso existente relativo al consumo de PrEP elaborado por profesionales del Plan Nacional sobre el SIDA y un grupo de expertos, que concluye que la “PrEP debe ser prescrita en unidades asistenciales que reúnan unos requisitos mínimos para garantizar el correcto funcionamiento de la intervención (…)”, aunque siempre combinada con otras medidas preventivas puesto que el mejor “tratamiento” es evitar la enfermedad (por ejemplo, con el uso del preservativo).
Pese a que en Estados Unidos se han realizado estudios que demuestran que el tratamiento farmacológico preventivo ahorra costes a la sanidad y que desde el año pasado Francia
financia la totalidad de su coste, el Sistema Nacional de Salud español aún no financia el importe de la medicación a los pacientes afectados.