Objetivo: reducir las desigualdades en salud en personas LGBTI
11/08/2016 Dentro de las siglas LGBTI encontramos un muy heterogéneo colectivo que engloba a personas homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales. Es uno de los grupos sociales más maltratados a lo largo de la historia, tanto lejana como reciente; y, aún hoy en día, deben luchar constantemente para defender sus derechos fundamentales, tanto en los países desarrollados como, especialmente, en aquellos en vías de desarrollo.
Simplemente por su condición sexual, muchas personas del colectivo LGBTI sufren aislamiento y discriminación social, teniendo que cargar con un estigma que no les pertenece, que no deben llevar. Las consecuencias de esta falta de aceptación y respeto social, sobre todo entre los miembros más jóvenes de dicho colectivo, son terribles en muchos casos, produciendo casos de depresión, abuso de alcohol y otras sustancias drogodependientes, autolesiones e, incluso en los casos más graves, suicidio.
Aunque las administraciones intergubernamentales de los países occidentales intentan avanzar hacia una visión más amplia, sana y a favor de los derechos humanos y civiles, todavía quedan muchas organizaciones y grupos sociales que asocian al colectivo homosexual, bisexual, transexual e intersexual con conceptos negativos. De hecho, según la publicación ‘Víctimas de la homofobia: Consecuencias psicológicas’ del Dr. Jorge J. Osma López, Profesor Asociado del Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la Universitat Jaume I de Castelló y Codirector y Terapeuta de CREOS (Centro de Psicoterapia y Formación): <<el 2/3 de la población encuestada por el General Social Survey en USA entre los años 1970-1980 consideraba que las conductas homosexuales son “siempre equivocadas” y un 56% de los encuestados opinaba igual en el año 1997 (Yang, 1997). Más de la mitad de los heterosexuales encuestados en 1992 expresaba disgusto hacia gays y lesbianas (Herek, 1994). Una revista Americana encontró que casi la mitad de las personas encuestadas creía que la homosexualidad era pecado (Newsweek Poll, 2000), y aproximadamente un tercio de la muestra encuestada por otra revista Americana (Americans on Values, 1999) consideraba que era una enfermedad física o mental. Estos datos son muy relevantes por dos motivos, porque reflejan la ambivalencia social existente ante el fenómeno de la homosexualidad y porque refleja que vivimos en una sociedad marcada por la heteronormatividad. El heterosexismo, heterosexualidad o heteronormatividad se define como “sistema ideológico que niega, degrada y estigmatiza cualquier conducta, identidad o relación no heterosexual” (Herek, 1992).>>.
Utilizando una cita que encontramos en la mencionada publicación: “No son las cosas en sí mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de esas cosas”. Parece mentira que una frase que encaje tanto con la actualidad sea en realidad de la obra Enchiridion de Epícteto, y date del siglo I d.C. Volviendo a la cuestión LGTBI es evidente que aún queda un largo recorrido por parte de las instituciones para hacer entender a los nuevos encuestados del año 2016 y a los que lo sean en los próximos años que “todos somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquiera otra condición o circunstancia personal o social”, tal y como establece el artículo 14 de la Constitución española de 1978.
Uno de los frentes del colectivo LGTBI es la lucha por la igualdad y la no discriminación en aspectos relacionados con la salud. Por esta razón, la Comisión Europea ha creado, desarrollado y divulgado el proyecto Health4LGBTI con el fin comprender las necesidades del colectivo LGBTI y minimizar las desigualdades sanitarias específicas experimentadas por lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales.
Este proyecto de marco europeo tiene como punto de partida el apartado 6 de la Declaración de la ONU aprobada en 2008 sobre orientación sexual e identidad de género, que establece literalmente:
“6. Condenamos las violaciones de derechos humanos basadas en la orientación sexual o la identidad de género dondequiera que tengan lugar, en particular el uso de la pena de muerte sobre esta base, las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, la práctica de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, el arresto o detención arbitrarios y la denegación de derechos económicos, sociales y culturales, incluyendo el derecho a la salud.”
Esta Declaración consiguió romper el tabú social sobre los derechos del colectivo LGBTI y avanzar en el aseguramiento del respeto de los Derechos Humanos junto con otras normativas de carácter europeo, como el artículo 10 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que establece que la Unión Europea, en la definición y ejecución de sus políticas y acciones, debe tratar de luchar contra toda discriminación; y el artículo 19 del mismo Tratado que permite a la Unión Europea adoptar legislación contra la discriminación por motivos de sexo y orientación sexual.
La Comisión Europea se compromete a establecer una lista de medidas que fomenten la igualdad de personas homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales aplicables de 2016 a 2019 junto con la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE. En esta Carta que es inspiradora de todos los Estados Miembros de la UE se recogen los derechos fundamentales protegidos en el entorno europeo y su artículo 21 prohíbe expresamente la discriminación por motivos de orientación sexual.
Bajo este contexto normativo, nace el referido proyecto Health4LGBTI con el objetivo de comprender mejor las necesidades de este colectivo y disminuir las desigualdades sanitarias específicas. De esta forma, se puede dar solución a las problemáticas a las que se enfrentan las personas del colectivo LGBTI, especialmente en temas de salud, por lo que también se analizan los obstáculos contra los que deben enfrentarse los profesionales sanitarios en la prestación de cuidados para sus pacientes homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales.
Paralelamente, el Gobierno Vasco ha lanzado la ‘Guía de atención integral a las personas en situación de transexualidad. Actuaciones recomendadas desde los ámbitos educativo, social y sanitario’, un paso más para asistir y proteger a parte del mencionado colectivo LGTBI, ya que aquí se complementan las áreas de la Salud, la Educación y las Políticas Sociales. La Guía se ha creado en cumplimiento de la Ley 14/2012, de 28 de junio, de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales (del Parlamento Vasco, BOE nº 172, de 19 de julio de 2012), y tiene como objetivo “despatologizar” la transexualidad y desestigmatizar al colectivo de personas en esa situación.
La elaboración de este documento se ha realizado bajo un equipo de trabajo formado por todas las partes implicadas: asociaciones vinculadas al colectivo LGBTI, Osakidetza y los tres departamentos del Gobierno Vasco concernientes a esta Guía, Educación, Salud y Políticas Sociales, y cuyos representantes la presentaron en rueda de prensa el pasado 22 de julio (Arantza Aurrekoetxea, Viceconsejera de Educación; Guillermo Viñegra, Viceconsejero de Salud; y Lide Amilibia, Viceconsejera de Políticas Sociales). Las tres partes implicadas han querido que este documento presente todas las visiones y sensibilidades sobre el tema, por eso la diversidad en el equipo de trabajo resultaba fundamental en todos los ámbitos, competencias y lo que representan: asociaciones, técnicos, clínicos, directores, instituciones públicas y privadas, sociedades científicas, etcétera.
“Hay que decirlo alto y claro: la transexualidad no es un trastorno. Ni una enfermedad mental. Ni una sociopatía. Es un hecho de diversidad. Una variante más de la diversidad humana, que se puede manifestar desde la más tierna infancia y que, en muchos casos, precisa una atención coordinada desde los ámbitos educativo, social y sanitario”, afirmaban los viceconsejeros de Educación, Salud y Políticas Sociales del Gobierno Vasco. Por su parte, Guillermo Viñegra, Viceconsejero de Salud, subrayaba que “desde el convencimiento de que la transexualidad y otras diversas expresiones de género no son enfermedades, pero también siendo conscientes de que las personas transexuales, en su inmensa mayoría, necesitan de los servicios sanitarios para sortear los obstáculos que a diario encuentran en el libre desarrollo de sus derechos más fundamentales”.
Aún queda un largo camino por recorrer en el cumplimiento de los derechos fundamentales, pero debemos remarcar los pasos que se están dando a favor del colectivo LGBTI en pro del Derecho de la Salud y de una ciudadanía conciencia en la igualdad de todas las personas. Aún así, el cambio empieza en todos nosotros, debemos seguir trabajando con programas sociosanitarios que reduzcan todas las desigualdades, y trabajar siempre desde la educación la información y el respeto.
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