Máquinas expendedoras “más saludables” frente a la obesidad
La Sociedad Española de Epidemiología pide regular el sector de las máquinas expendedoras para que su oferta sea 100% saludable en centros sanitarios, educativos y deportivos y, al menos, el 50% en otros centros de titularidad o financiación pública.
Según un informe, la distribución masiva de alimentos no saludables a través de estas máquinas, su bajo precio y sus estrategias de marketing favorecen el desarrollo de la obesidad.
Predominan las bebidas con alto contenido en azúcares o edulcoradas, bollería, dulces y aperitivos salados, mientras que las frutas y verduras apenas están presentes.
¿Se puede promover la salud y prevenir la obesidad a través de las máquinas expendedoras? Según la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), sí es posible, siempre y cuando se mejore el perfil nutricional de los alimentos que incluyen las mismas. Esta es la conclusión a la que se ha llegado en el documento elaborado por el grupo de trabajo de Nutrición de la Salud de la SEE, en el que describe con preocupación la relación que existe entre la proliferación de los vending en centros escolares, deportivos y sanitarios y “el creciente problema de la obesidad”.
Y es que, según el citado documento, la proliferación en espacios públicos y privados de máquinas expendedoras de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas facilita la disponibilidad de estos productos y se ha convertido un potente catalizador de su consumo, por lo que contribuye al mantenimiento y progreso de lo que se cita como “epidemia de obesidad”.
En su informe, que remitirá a los diferentes responsables políticos y Administraciones Públicas, la SEE recomienda regular la oferta de alimentos incluidos en las máquinas expendedoras. Según la corporación, los pliegos de prescripciones técnicas para las licitaciones de estas máquinas deberían orientarse al objetivo de promover la salud, primando este sobre un posible objetivo económico.
Además, el documento aboga por cumplir con la obligación de garantizar el suministro de agua potable a toda la población y regular la existencia de fuentes de agua potable en todos los centros educativos, sanitarios y deportivos, así como en cualquier otro recinto de carácter público; establecer un listado de productos saludables, frescos o mínimamente procesados, cuyo consumo se relaciona con un mejor estado de salud, que pueden ofertarse en máquinas expendedoras —por ejemplo: frutas y verduras frescas, frutos secos sin sal y bebidas sin azúcar ni edulcorantes—; determinar los contenidos máximos permisibles en grasas saturadas, grasas trans, sal y azúcares en los productos procesados que se oferten en máquinas expendedoras; y, por último, establecer mecanismos de inspección y control del cumplimiento de la normativa relativa a las máquinas expendedoras.
Precisamente en cuanto a normativa, cabe repasar la perspectiva que adopta cada Comunidad en relación al tema que nos ocupa. Y es que, haciendo un repaso de la situación legal del sector, únicamente Valencia, Murcia y Navarra han prohibido la venta de alimentos y bebidas no saludables en centros escolares y sanitarios.
A nivel estatal, la SEE recuerda que la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición prohíbe la venta de alimentos y bebidas con un alto contenido en grasas saturadas, grasas trans, sal y azúcares en las escuelas infantiles y los centros escolares, pero el reglamento que debería desarrollar esta ley no se ha desarrollado “después de siete años”, denuncian los epidemiólogos.
Como consecuencia de esta escasa regulación, se ha incrementado la presencia de máquinas expendedoras de alimentos y bebidas en centros sanitarios, deportivos, escolares y universitarios.
Recientemente, estas máquinas se han extendido a otros espacios públicos, como estaciones de transporte, parques y establecimientos a pie de calle. Prueba de ello son los 1.000 millones de euros facturados en 2018 por el sector.
Las recomendaciones de los epidemiólogos a las autoridades sanitarias se fundamentan en la preocupación por la anteriormente citada “epidemia de obesidad”. Y aportan datos que indican que “el exceso de peso afecta a un tercio de los niños y niñas y a dos tercios de las personas adultas y la obesidad abdominal, a tres de cada diez hombres y cuatro de cada diez mujeres”.
En términos económicos, el 2% del presupuesto del Sistema Nacional de Salud (2.000 millones de euros) se dedica a sufragar el sobrecoste del tratamiento del exceso de peso. A ello hay que sumar los costes por incapacidad laboral y por la menor productividad en el trabajo, que se calculan en otros 2.000 millones de euros. El grupo de trabajo de nutrición de la salud de la SEE afirma en su trabajo que, si se revirtiera la epidemia de obesidad, “estaríamos ahorrando 3.000 millones de euros anuales a las arcas públicas en 2030”.
La Sociedad Española de Epidemiología insiste en que las medidas que propone al respecto tendrían un bajo impacto económico para la Administración Pública y, sin embargo, aportarían valiosos recursos para frenar el exceso de grasa corporal que sufre buena parte de la población en nuestro país y reducir los costes sanitarios derivados del mismo, contribuyendo así al desarrollo de una sociedad más saludable y con un sistema sanitario más sostenible.